Catedral de Sevilla

El proyecto comentó a materializarse hacia 1433, cuando se levantaron los primeros tramos del nuevo templo en el costado occidental de la antigua mezquita. Gracias a la buena situación financiera del cabildo, las obras avanzaron a buen ritmo y en 1506 quedó inaugurado el edificio, aunque ello no significó el final del proceso constructivo, ya que en los siguientes años la catedral de Sevilla iría incorporando nuevos elementos.

Los cimientos del perímetro exterior de la antigua mezquita almohade determinaron el diseño de la catedral gótica, que fue edificada en poco más de siete décadas. En el año 1248 se produjo la cristianización de la mezquita con el fin de adaptar el antiguo edificio almohade al culto cristiano. Para ello se modificó su orientación y se construyeron diversas capillas.

No fue hasta 1433 cuando comenzaron las obras a medida que se iba derribando la estructura almohade. Unos años después, en 1506 se colocó la clave del cimborrio y se dio por concluida la construcción del edificio gótico. Sin embargo, en 1511 se produjo el derrumbe del cimborrio debido a un fallo estructural, lo que obligó a levantar un nuevo cimborrio de dimensiones más modestas.

La catedral sevillana adoptó los rasgos propios del gótico, el estilo arquitectónico predominante en la Europa cristiana del siglo XV, tal y como se evidencia en la utilización de recursos como las bóvedas de crucería y los arcos apuntados.

En su construcción intervinieron numerosos canteros y maestros de obras, muchos de ellos foráneos, como el francés Jehan Ysanbarte, al que se le atribuyen las trazas del templo. Pese a esa autoría colectiva, la fábrica gótica exhibe una unidad considerable, en gran parte debido a la simplicidad de sus formas.

Qué ver en la catedral de Sevilla

Además de destacar por sus extraordinarias dimensiones, la catedral de Sevilla posee una estructura poco habitual en la arquitectura gótica, resultado de los avatares que rodearon su construcción y que la convirtieron en un proyecto atípico.

De las puertas de la catedral de Sevilla, la más antigua es la del Perdón, que se ubica en el frente norte y se corresponde con al antiguo acceso principal de la desaparecida mezquita almohade, tal y como atestigua su diseño, modificado en el siglo XVI.

El frente orientado hacia la avenida de la Constitución integra el acceso a la iglesia del Sagrario y la fachada principal de la catedral, que dispone de tres portadas que se corresponden con la nave central y las dos naves laterales. En esta fachada tienen especial protagonismo las esculturas dedicadas a figuras relevantes del cristianismo.

La Giralda, la torre campanario situada en el ángulo noroeste de la catedral era el alminar de la antigua mezquita almohade, reformado en la época cristiana. Tal y como se recoge en numerosos libros de arquitectura, la torre de la Giralda se ha convertido en el principal símbolo arquitectónico de la ciudad de Sevilla.

El interior de la catedral de Sevilla

El interior de la catedral presenta una organización poco habitual. Mientras que en las catedrales medievales de la península ibérica predominaba la tipología de planta de cruz latina de tres naves, para concebir la catedral de Sevilla se dividió la planta rectangular de la antigua mezquita en cinco naves longitudinales de nueve tramos, a las que se sumaron en los laterales sendas hileras de capillas.

La capilla mayor, delimitada por tres rejas renacentistas de hierro dorado, constituye el epicentro simbólico de la catedral y alberga el mayor retablo del mundo cristiano. La pieza de madera policromada, con unas medidas de 28 metros de alto por 18 de ancho y decorada con escenas bíblicas, no tiene parangón en la historia del arte. El retablo de la catedral de Sevilla está coronado por una imagen del siglo XIV conocida como Cristo del Millón por los numerosos favores y milagros que se le atribuyen.

El coro es otro de los puntos más destacados de la catedral de Sevilla. Presididos por un gran facistol, los dos tramos de la nave central reservados a la oración de los canónigos disponen de 117 sitiales tallados en madera entre los siglos XV y XVI. La sillería se divide en dos niveles y está decorada con tallas góticas que abordan temas religiosos y profanos.

En el exterior, el muro que cierra el coro presenta una decoración exuberante. Construido con mármoles y jaspes de distintos colores, en él destaca la imagen de la Virgen de los Remedios.

En el brazo norte del crucero se sitúa el altar de plata, una obra destinada a la exaltación del rito eucarístico que está considerada como referente de la platería barroca sevillana. Por su parte, el brazo sur fue el lugar elegido por el cabildo para alojar el sepulcro que contiene restos de Cristóbal Colón, traídos a Sevilla desde Cuba en 1899.

Las vidrieras son otro de los grandes atractivos de la catedral de Sevilla. Concebidos como parte fundamental del templo, los vitrales que lo iluminan conforman uno de los conjuntos más importantes del mundo, tanto por su extensión como por su simbolismo. El programa iconográfico de las vidrieras se centra en las representaciones de profetas, apóstoles, santos y padres de la Iglesia, aunque también incluye ciclos dedicados a las vidas de Jesucristo y la Virgen María, inspirados en algunos de los pasajes más conocidos de los Evangelios.

Las capillas de la catedral de Sevilla

El recinto alberga numerosas capillas que combinan el culto de los santos y vírgenes con la función funeraria. Entre ellas destaca la capilla real de la catedral de Sevilla, de rasgos renacentistas, que hace las funciones de la cabecera de la catedral y custodia los restos de Fernando III y otros miembros de la realeza cristiana.

Completada por Hernán Ruiz en 1569, la capilla real adoptó una planta cuadrangular, con un presbiterio semicircular y dos capillas laterales con tribunas abiertas al espacio principal, que quedó cubierto por una cúpula de media naranja dotada de linterna. Esta cúpula está dividida en casetones cuadrangulares en los que se insertan diversos bustos de reyes, cuyo tamaño va aumentando a medida que se encuentran a mayor altura.

Actualmente, la catedral de Sevilla es uno de los templos de referencia del cristianismo, visitado por decenas de miles de personas cada año. Convertida en uno de los símbolos de la ciudad andaluza, la catedral responde a la idea de monumentalidad que sirvió de base al proyecto gótico.