Salvador Dalí

Dalí, el artista total

Nacido en Figueres el 11 de mayo de 1904, Salvador Dalí demuestra claras dotes artísticas y una fuerte personalidad que lo llevan a destacar desde muy pequeño. Sin embargo, es en el movimiento surrealista donde encuentra el lugar para desarrollar su transgresora visión del arte.

 

Dalí muere a los 84 años en Figueres el 23 de enero de 1989 dejando una vasta e inigualable obra artística.

 

Los años de estudiante

Dotado de un talento innato, Salvador Dalí mostró desde una edad temprana su interés por el dibujo y la pintura. Gracias al respaldo incondicional de sus padres –que no tardaron en ser conscientes del enorme potencial de su hijo–, el muchacho pudo practicar de forma continuada tanto en la escuela como en su tiempo libre y, de esa manera, fue capaz de depurar rápidamente su técnica.

 

Asimismo, Dalí fue un pintor estuvo expuesto desde su infancia a las corrientes culturales desarrolladas al margen del canon oficial, como los movimientos postimpresionistas, un hecho que le permitió obtener una visión amplia y desacomplejada del medio artístico.

 

Con esa sólida base de conocimientos y experiencias, el joven Dalí se vio sobradamente preparado para iniciar una prometedora carrera académica en Madrid, donde, además de profundizar en el perfeccionamiento de sus habilidades, tuvo la oportunidad de integrarse en los ambientes intelectuales más vanguardistas de España.

 

Dalí y la eclosión del surrealismo

Tras la Primera Guerra Mundial, el surrealismo se convirtió en una de las corrientes vanguardistas más influyentes gracias a sus planteamientos revolucionarios, que buscaban transformar la existencia humana para crear un mundo mejor. Sin embargo, a finales de los años veinte el movimiento se encontraba en un momento crítico.

 

La estrecha relación con el comunismo del líder del colectivo, el poeta y escritor francés André Breton, provocó la desafección de aquellos intelectuales que querían limitar su actuación al ámbito artístico. Por otro lado, la capacidad de subversión de los autores parecía haberse agotado debido al uso reiterado de las mismas fórmulas creativas. En ese contexto, la irrupción de Salvador Dalí fue fundamental para asegurar la continuidad del movimiento y el futuro de la pintura surrealista.

 

Poseedor de un imaginario y calidad técnica superiores a la de la mayoría de sus compañeros, el pintor catalán llevó al surrealismo a un nuevo nivel. Los cuadros de Dalí poseen aportaciones trascendentales tanto en el plano teórico como iconográfico.

 

 

El método paranoico-crítico de Dalí

 

A pesar de su identificación con el colectivo surrealista, durante la primera mitad de los años treinta Salvador Dalí se diferenció del resto de sus compañeros desarrollando un sistema de trabajo propio que acabó bautizando como método paranoico-crítico. Mediante esta singular técnica –inspirada en parte en los estudios psicoanalíticos llevados a cabo por Jacques Lacan en la misma época–, el pintor defendió la interpretación de la realidad en función de las obsesiones particulares.

 

Una de las claves del procedimiento ideado por Dalí consistía en la elaboración de imágenes dobles o múltiples, capaces de liberar la imaginación de los espectadores y de dar lugar a diversas interpretaciones. El novedoso enfoque artístico de Dalí fue alabado por Breton, consciente de que podía aplicarse con éxito tanto en la pintura como en la poesía y el cine.

 

Al requerir un papel activo por parte del autor y reivindicar la validez del arte figurativo para representar el mundo irracional, el sistema creativo concebido por el artista catalán renovó la metodología empleada tradicionalmente por los adeptos al surrealismo, que hasta entonces se habían valido del dibujo automático para expresar de forma pasiva las ideas del inconsciente.

 

La guerra y el subconsciente

En la segunda mitad de los años treinta del siglo XX Europa se adentró en un período convulso de consecuencias trágicas. En España, el alzamiento de una facción del ejército contra el gobierno republicano derivó en una cruenta guerra civil que concluyó con la instauración de un régimen fascista dirigido por el general Francisco Franco.

 

En Alemania, Adolf Hitler materializó sus anhelos expansionistas a través de una agresiva política exterior que acabó desencadenando el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Obligado a abandonar su tierra natal tras el comienzo de las hostilidades, Dalí encontró en ese ambiente amenazante una nueva fuente de inspiración.

 

En plena madurez estilística, el pintor trasladó al lienzo la angustia asociada al conflicto bélico para crear composiciones de aspecto tan perturbador como sugerente, al mismo tiempo que siguió experimentando con las posibilidades plásticas de su método paranoico-crítico, enriqueciendo un universo simbólico cada vez más popular.

 

El exilio de Dalí a Estados Unidos

La Segunda Guerra Mundial conllevó el desmantelamiento de la escena vanguardista europea. La ocupación alemana de Francia y la persecución nazi del arte moderno propiciaron que muchos de los personajes más influyentes del momento –entre ellos el propio Salvador Dalí– optaran por trasladarse a Estados Unidos.

 

Ese éxodo de artistas e intelectuales hizo que el epicentro de la innovación cultural se desplazara desde París hasta Nueva York, ciudad en la que comenzaron a surgir nuevas corrientes experimentales. La influencia que ejerció el surrealismo sobre tendencias como el expresionismo abstracto revalorizó la figura de Dalí, que en los años anteriores a la guerra ya había emprendido una agresiva campaña promocional para ganarse el favor del público estadounidense.

 

Aprovechándose de esa posición preeminente, durante su exilio el pintor se dedicó a amplificar su leyenda, protagonizando exposiciones en las galerías más importantes y prestando su talento a otros medios.

 

El período místico-nuclear de Dalí

Cuando Dalí regresó a España a finales de los años cuarenta se encontró un país ultraconservador en el que el surrealismo no tenía cabida. El régimen franquista, que consideraba que el psicoanálisis era una práctica inmoral y antipatriótica, supeditaba la cultura a sus intereses propagandísticos, de forma que cualquier forma de expresión susceptible de atentar contra el ideario oficial –basado en la exaltación de la patria y el catolicismo– era perseguida.

 

En ese escenario de asfixia intelectual, Dalí se reinventó como artista, dejando a un lado el arte y la pintura surrealistas. La exploración del inconsciente cedió su lugar a la reivindicación del Renacimiento italiano y al estudio de los místicos españoles, como el poeta san Juan de la Cruz.

 

El pintor fusionó su interés por el clasicismo y la religión con los últimos avances en la teoría atómica, un mundo por el que se había obsesionado el pintor a raíz del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki. Esa combinación de fe y ciencia fructificó en la creación del estilo místico-nuclear, del cual Dalí fue su único representante.

 

Las últimas obsesiones de Salvador Dalí

En el tramo final de su trayectoria, Dalí vio reconocidos sus esfuerzos. Convertido en una celebridad mundial gracias a su presencia constante en los medios de comunicación, el artista fue objeto de numerosas retrospectivas en los museos más importantes.

 

Las exposiciones dieron a conocer la obra del artista a las nuevas generaciones, al mismo tiempo que confirmaron la validez de un legado que Dalí no dejó de ampliar. De hecho, en sus últimos años el pintor se mostró como un personaje poliédrico, combinando el respeto profundo por la tradición con los experimentos destinados a ampliar los límites del arte.

 

A través de los homenajes a los maestros clásicos, Dalí se desmarcó completamente de la mayoría de sus contemporáneos, evidenciando su fuerte personalidad, mientras que con la adopción de nuevas tecnologías como la holografía, el pintor renovó formalmente su obra y ahondó en su preocupación por la relación visual establecida entre el lienzo y el espectador.

 

El libro con las obras de Salvador Dalí

Referente del movimiento surrealista, Salvador Dalí se convirtió en uno de los máximos exponentes artísticos del siglo XX, dotado de una abrumadora capacidad creativa.
Este libro sobre Dalí ofrece una minuciosa visión de sus obras, sus significados ocultos y los detalles de la vida de este genio del surrealismo.

Libro Salvador Dalí las obras de su vida, Dosde Editorial

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